{"id":4094,"date":"2019-07-18T14:05:49","date_gmt":"2019-07-18T14:05:49","guid":{"rendered":"https:\/\/thejosias.net\/?p=4094"},"modified":"2019-07-18T14:07:03","modified_gmt":"2019-07-18T14:07:03","slug":"el-amor-como-principio-de-comunicacion-en-el-bien","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/thejosias.net\/2019\/07\/18\/el-amor-como-principio-de-comunicacion-en-el-bien\/","title":{"rendered":"El amor como principio de comunicaci\u00f3n en el bien"},"content":{"rendered":"\n

Peter A. Kwasniewski[1]<\/a><\/h3>\n\n\n\n
\n\n\n\n

1.\nIntroducci\u00f3n<\/strong><\/p>\n\n\n\n

En los a\u00f1os de\nmis estudios superiores de filosof\u00eda y teolog\u00eda, recuerdo con claridad el\nplacer con el que curs\u00e9 varios semestres junto a\nFather Dewan. Sus clases se convirtieron, para m\u00ed, en el destino m\u00e1s avanzado\nde un itinerario metaf\u00edsico hacia la Causa Primera, el Motor Inm\u00f3vil, el\nEjemplar de todas las cosas\u2014el summum bonum <\/em>y telos\n<\/em>del universo como un todo, de cada criatura, y, sobre todo, de cada\npersona. En esos momentos yo estaba tambi\u00e9n estudiando la cuesti\u00f3n del bien com\u00fan\npol\u00edtico y fue Father Dewan, entre otros, quien me ayud\u00f3 a caer en la cuenta de\nque cualquier tratamiento adecuado de esta cuesti\u00f3n debe profundizar sus ra\u00edces\nmetaf\u00edsicas y teol\u00f3gicas. Como resulde esto, puedo decir con toda verdad que el\npresente art\u00edculo toma una gran parte de su inspiraci\u00f3n de ese gran Maestro\nDominico de Sagrada Teolog\u00eda, a quien me siento privilegiado de poder llamar mi\nmaestro.[2]<\/a><\/p>\n\n\n\n\n\n\n\n

2. La\nantinomia contempor\u00e1nea<\/strong><\/p>\n\n\n\n

Es un muy\nconocido axioma de la \u00e9tica tomista que cualquier bien que una persona ama lo\nama como su propio bien (bonum suum<\/em>). \u00bfC\u00f3mo\npuede, entonces, haber un verdadero \u00e9xtasis, un verdadero salir fuera de s\u00ed\nmismo por amor a otro?[3]<\/a> \u00bfC\u00f3mo puede haber un aut\u00e9ntico amor por\notro en raz\u00f3n de ese otro<\/em>? \u00bfNo se\ntransforma ese amor en ego\u00edsmo? \u00bfY no ser\u00eda toda alternativa pr\u00e1ctica o te\u00f3rica\nsimplemente altruismo\u2014una suerte de un espont\u00e1neo regalar algo a los otros sin\nla menor referencia a uno mismo o al propio bien? <\/p>\n\n\n\n

El estado\ndemocr\u00e1tico liberal y el estado colectivista o comunista son gigantescas\ncorporizaciones de la aparentemente ineludible antinomia de ego\u00edsmo y\naltruismo. Uno de esos sistemas reduce la motivaci\u00f3n humana al inter\u00e9s propio o\nego\u00edsmo, obstruyendo de ese modo una comuni\u00f3n interpersonal, que requiere el\ndon de s\u00ed mismo; el otro sistema socava la felicidad humana ignorando la\ndignidad de la persona como tal, al permitir que el individuo se sacrifique por\nun \u201cbien social\u201d que le es ajeno. El clima pol\u00edtico entero de la modernidad\ncasi nos obliga a visualizar la realidad como un conflicto insoluble entre ego\u00edsmo\ny altruismo.<\/p>\n\n\n\n

Puesto que la\nsociedad moderna ha desestimado las virtudes tradicionales en favor de un\nconsumismo y un hedonismo materialistas, el hombre moderno, habituado a pensar,\nsentir y actuar como un consumidor en busca del placer, est\u00e1, por lo tanto,\nhabituado a los errores del ego\u00edsmo y est\u00e1 atrapado en \u00e9l. Dado que hay tanta\ngente necesitada de la que no se preocupa, el ego\u00edsta debe ser \u201cobligado\u201d a\nayudar a los otros. En relaci\u00f3n con esto estoy pensando en el socialismo\ndesenfrenado, en los programas gubernamentales de bienestar y de atenci\u00f3n obligatoria\nde la salud que han ocupado el lugar de una subsidiariedad guiada por la\njusticia social y la caridad. Este \u201cestado de bienestar\u201d engendra cinismo, y\nluego, resentimiento y, finalmente, violencia, porque no emerge de una virtud\npose\u00edda en forma genuina ni apela a ella; representa un asalto al monstruoso\nego que la sociedad moderna ha producido. Dicho en otra forma, la sociedad\nmoderna inculca el ego\u00edsmo en lugar de la justicia y la caridad, pero,\nreconociendo los resultados como desastrosos, trata de aplicar el altruismo,\nque refuerza al ego\u00edsmo y a la vez se irrita contra \u00e9l. El resultado es la\ntensi\u00f3n social, las antipat\u00edas, los disturbios civiles.<\/p>\n\n\n\n

En un fil\u00f3sofo\npol\u00edtico seminal como Hobbes, encontramos los presupuestos de esta expandida\nvisi\u00f3n: todo es instrumental para mi propio bien, que se entiende como un bien\nmeramente sensible; porque el yo = el cuerpo (en efecto, la realidad = el\ncuerpo), y no puede existir ninguna extensi\u00f3n del amor m\u00e1s all\u00e1 del yo, m\u00e1s\nall\u00e1 del cuerpo.[4]<\/a> Para Hobbes, cualquier cosa fuera de uno mismo\nes, en el peor de los casos, una amenaza para el yo y, en el mejor de los\ncasos, un medio para el fin de la auto-preservaci\u00f3n. El contrato social es un\nmecanismo que me permite conseguir m\u00e1s de aquello que deseo mientras que le\npermite al otro conseguir lo que desea. No podemos desear algo que sea com\u00fan,\nporque no hay nada que realmente sea com\u00fan. Todo bien es un bien privado. Es\nas\u00ed que yo no puedo \u201cquerer un bien para otro\u201d; yo no puedo desear que otro\nest\u00e9 bien en raz\u00f3n de s\u00ed mismo. Todo lo que yo deseo para otro (potencial o\nactualmente) me quita algo a m\u00ed. <\/p>\n\n\n\n

Hobbes expone\nlas ra\u00edces de la moderna antinomia de ego\u00edsmo y altruismo, cuyo estrecho\nparentesco puede describirse del modo siguiente. Si soy ego\u00edsta, yo subordino\nel bien de todos los dem\u00e1s a mi propio<\/em> bien\nprivado. Si soy altruista, yo subordino mi bien a lo que termina siendo el bien\nprivado de alg\u00fan otro<\/em>. (Ir\u00f3nicamente, el altruismo, tanto en\nla teor\u00eda como en la pr\u00e1ctica, depende de una b\u00e1sica presuposici\u00f3n de ego\u00edsmo\u2014a\nsaber, que mi bien y el bien de otro son simplemente ajenos a ambos y que yo\npuedo ayudar a otro solo a expensas de mi propio bien). Las dos iniciativas son\niguales y, por cierto, anticristianas: el indiscriminado ordenamiento de los\notros al yo o del yo a los otros. <\/p>\n\n\n\n

La oposici\u00f3n\nentre ego\u00edsmo y altruismo es enteramente ajena a la doctrina de Sto. Tom\u00e1s\nsobre el amor. En su sutil realismo, Tom\u00e1s percibe bien la relaci\u00f3n entre mi\nbien, el bien de las otras personas y la fuente trascendente de todo bien, el\nDios tripersonal. La perfecci\u00f3n humana no consiste en la realizaci\u00f3n de un yo\nseparado impenetrablemente de los dem\u00e1s, ni en una negaci\u00f3n radical de la\ndignidad e individualidad de la persona. La perfecci\u00f3n del hombre consiste en\nel darse de uno mismo a Dios y al pr\u00f3jimo, saliendo de uno mismo hacia el otro\nen una oblaci\u00f3n de auto-olvido que es tambi\u00e9n lo m\u00e1s alto de la auto-perfecci\u00f3n,\nporque implica la comunicaci\u00f3n en el bien com\u00fan. <\/em>Esta\ndoctrina ofrece una alternativa genuina a tediosos debates sobre ego\u00edsmo y\naltruismo, auto-inter\u00e9s y beneficencia espont\u00e1nea.[5]<\/a><\/p>\n\n\n\n

3. El yo\nhumano no est\u00e1 impenetrablemente separado de los otros<\/strong><\/p>\n\n\n\n

3.1. La\ngenerosidad ext\u00e1tica como regla de la creaci\u00f3n<\/em><\/p>\n\n\n\n

Comenzamos con\nla observaci\u00f3n de que el yo humano no est\u00e1 impenetrablemente separado de los\notros en su realizaci\u00f3n, sino que, antes bien, se inclina naturalmente a lo que\nvoy a llamar \u201cgenerosidad ext\u00e1tica\u201d. Implantado en la naturaleza del hombre\u2014o\nm\u00e1s precisamente, en su voluntas ut natura<\/em>\u2014est\u00e1\nel amor del bien en cuanto tal. Como un ser que es y es bueno por\nparticipaci\u00f3n, el hombre depende del Bien simple y est\u00e1 naturalmente ordenado a\n\u00e9l; est\u00e1 inclinado, ya antes<\/em> de una\nelecci\u00f3n, a vivir m\u00e1s verdaderamente en Dios y para Dios que en s\u00ed mismo y para\ns\u00ed mismo. Las muchas manifestaciones conscientes de \u00e9xtasis <\/em>siguen\na este \u00e9xtasis <\/em>innato del ser creado hacia el ser\nincreado, del bien finito hacia el Bien infinito, de la semejanza al ejemplar,\nde la imagen imperfecta a la imagen perfecta. El \u00e9xtasis <\/em>ontol\u00f3gico\nprecede y sostiene al \u00e9xtasis <\/em>psicol\u00f3gico\ncomo la naturaleza precede a la potencia y la potencia precede a la actividad.<\/p>\n\n\n\n

El hombre, como\ntodas las criaturas, tiene una potencia ext\u00e1tica (Dionisio se refiere a ella\ncomo \u00e9ros), porque est\u00e1 hecho a imagen del Dios todopoderoso cuyo amor generoso\ncrea, conserva y gobierna el mundo. El Dios que no sale de s\u00ed mismo porque est\u00e1\nen todas partes, no es contenido por nada, es el Amante cuyos efectos son\nsumamente ext\u00e1ticos, pues \u00c9l crea por amor esas mismas cosas de las que luego atrae\nel \u00e9xtasis <\/em>de un amor que corresponde. En su bondad\nsuperabundante, mediante la cual permanece en s\u00ed mismo, crea un mundo de seres\nque, en mayor o menor medida, salen de s\u00ed mismos, imit\u00e1ndolo.[6]<\/a><\/p>\n\n\n\n

Dios ha hecho a\nlas criaturas para que sean no meros recipientes del bien, sino tambi\u00e9n fuentes\ndel bien. Ens creatum, <\/em>el ente creado,\nno solo tiene el componente negativo de pobreza, que provoca un apetito por el\nbien ausente, sino el componente positivo de riqueza, que promueve la difusi\u00f3n\ndel bien hacia otros. Como explica Norris Clarke:<\/p>\n\n\n\n

\u201cLos seres reales de nuestro universo salen de\ns\u00ed mismos para actuar por dos razones: una, porque son pobres,\n<\/em>y siendo limitados e imperfectos buscan una compleci\u00f3n de s\u00ed mismos\ndesde otros seres; y la otra, porque son ricos, <\/em>y\ncomo realmente existen poseen as\u00ed un cierto grado de perfecci\u00f3n en acto y\ntienen una tendencia intr\u00ednseca a compartirla de alguna manera con otros\u201d.[7]<\/a><\/p>\n\n\n\n

Como expresa el\naxioma: bonum est diffusivum sui. <\/em>El bien tiene\nla ratio <\/em>de ser difusivo de s\u00ed mismo.[8]<\/a> Cuanto m\u00e1s noble es un bien, m\u00e1s posee el ser,\ny m\u00e1s puede ser amado no solamente en s\u00ed mismo sino como algo que se puede\ncompartir y es difusible y participable. El bien divino infinito es\ninfinitamente participable y, por lo tanto, es muy apropiado que el amor\ndivino, que es id\u00e9ntico a este bien, sea libremente compartido siendo ofrecido\na los seres que sean recipientes de ese mismo bien. Como el recipiente creado\nes un espejo de su fuente increada e imita su actividad\u2014como, en una palabra,\nel ser creado es un \u00e9xtasis mim\u00e9tico orientado hacia Dios\u2014es naturalmente\n<\/em>apto para comunicarse a s\u00ed mismo a otros en la manera en que sea\nposible, a saber, causando eficientemente en otro <\/em>una\nsemejanza de su propia actualidad, compartiendo as\u00ed su bien. A este respecto es\nnatural que todas las cosas no s\u00f3lo obtengan y preserven su propio bien, sino\nque adem\u00e1s lo compartan con otros. Todas las cosas, de acuerdo con sus posibilidades,\naman naturalmente a algunas otras[9]<\/a> y trabajan para su bien. El gorri\u00f3n\nalimentando a sus cr\u00edas reci\u00e9n nacidas est\u00e1 haciendo en su nido algo an\u00e1logo a\nlo que est\u00e1 haciendo Dios en el universo: dando alg\u00fan bien a alguien que es\ndependiente, no para beneficio del dador, sino del dependiente. Tal vez la\nmejor expresi\u00f3n de esta verdad se encuentra en la Summa\ncontra gentiles:<\/em><\/p>\n\n\n\n

\u201cCuanto m\u00e1s perfecta es la potencia de una cosa,\ntanto m\u00e1s elevado es su grado de bondad, tanto m\u00e1s universal es su deseo del\nbien, tanto mayor es el alcance de la bondad a la que se extienden su apetito y\nsu operaci\u00f3n. Pues las cosas imperfectas no se extienden m\u00e1s all\u00e1 de su propio\nbien individual; pero las cosas perfectas se extienden al bien de la especie;\nlas cosas a\u00fan m\u00e1s perfectas se extienden al bien del g\u00e9nero; y Dios, que es lo\nm\u00e1s perfecto en bondad, se extiende al bien de todo ser. Por lo cual alguien\ndijo, no sin raz\u00f3n, que el bien, en cuanto tal, es difusivo de s\u00ed mismo, porque\ncuanto mejor es una cosa, m\u00e1s lejos llega el derrame de su bondad. Y puesto\nque, en cada g\u00e9nero, lo que es m\u00e1s perfecto es el ejemplar y la medida de todo\nlo que pertenece a dicho g\u00e9nero, se sigue que Dios, que es lo m\u00e1s perfecto en\nbondad, y lo que derrama su bondad m\u00e1s universalmente, es en esta efusi\u00f3n, el\nejemplar de todas las cosas que difunden su bondad. Ahora bien, una cosa se\nconvierte en causa de otra al difundir en ella su bondad. Y de este modo es\nnuevamente evidente que todo lo que tiende a ser la causa de otra cosa, tiende\na una semejanza divina, y tiende, adem\u00e1s, a su propio bien\u201d.[10]<\/a><\/p>\n\n\n\n

Cuanto m\u00e1s\nelevada es una criatura, tanto m\u00e1s da de s\u00ed misma, porque tiene m\u00e1s de su\npropia identidad en el origen de su daci\u00f3n. \u201cLa palabra \u2018amistad\u2019\u2014dice Sto.\nTom\u00e1s\u2014se aplica propiamente a un amor que se derrama a s\u00ed mismo hacia otros\u201d.[11]<\/a><\/p>\n\n\n\n

3.2. La\nnaturaleza no es inherentemente ego\u00edsta<\/em><\/p>\n\n\n\n

Aqu\u00ed est\u00e1 la\nra\u00edz del vigoroso desacuerdo de Sto. Tom\u00e1s con un axioma que puede rastrearse\nhasta los primeros escol\u00e1sticos y a\u00fan m\u00e1s all\u00e1, hasta San Bernardo: natura\nsemper in se curva est, <\/em>o natura\nest recurva in<\/em> seipsa<\/em>.[12]<\/a> Una dram\u00e1tica afirmaci\u00f3n de esto se encuentra\nen San Alberto:<\/p>\n\n\n\n

\u201cEl amor de concupiscencia pertenece a la\nnaturaleza, que siempre est\u00e1 curvada sobre s\u00ed misma, y todo lo que ama lo\nregresa hacia s\u00ed misma, curv\u00e1ndose sobre ella misma, es decir, sobre su propio\nbien privado; y a no ser que sea libremente elevada por encima de s\u00ed misma por\nla gracia, todo lo que ama se vuelve hacia su propio bien y lo ama en raz\u00f3n de\ns\u00ed misma\u201d.[13]<\/a><\/p>\n\n\n\n

Lo que perturba\na Sto. Tom\u00e1s no es la idea de que alg\u00fan amor pueda ser auto-referencial sino de\nque el amor natural en cuanto tal<\/em> merezca ser\ndefinido as\u00ed. Pues si el amor natural es necesariamente direccionado hacia s\u00ed\nmismo, entonces cualquier clase de amor por otros, cualquier \u00e9xtasis<\/em>, no\nes s\u00f3lo un resultado exclusivo de la gracia sino que es tambi\u00e9n contrario a la\nnaturaleza, destructivo del orden del apetito. Ya hemos visto que para Tom\u00e1s el\napetito se construye seg\u00fan l\u00edneas ext\u00e1ticas y hasta en los casos m\u00e1s claros de\napetito auto-referencial, tales como el salto de un electr\u00f3n en busca de un\nlugar m\u00e1s estable, del apetito de alimento por parte de un animal, o de la\ninclinaci\u00f3n de una planta hacia la luz solar, la criatura est\u00e1, sin saberlo ni\nentenderlo, esforz\u00e1ndose por asimilarse a Dios, consolidando su semejanza\ndivina. Este proceso, sin embargo, no es aislado e introspectivo; es\ncomunitario y extrovertido. Espont\u00e1nea y naturalmente una criatura no est\u00e1 menos\ninclinada a compartir su bien que a preservarlo y mejorarlo. En palabras de\nTom\u00e1s: \u201cLas cosas naturales tienen una inclinaci\u00f3n no solamente con respecto a\nun bien apropiado\u2014adquirirlo cuando no se lo posee y descansar en \u00e9l cuando se\nlo posee\u2014sino tambi\u00e9n a difundir el bien hacia otros en cuanto eso sea\nposible\u201d.[14]<\/a><\/p>\n\n\n\n

El amor siempre\nimplica una trascendencia ext\u00e1tica, sea que consista en la oblaci\u00f3n total de la\ncriatura al creador, en la reverencia jer\u00e1rquicamente proporcionada de\ncualquier inferior a su superior, en el afecto y ayuda mutua de iguales unidos\npor amistad, o en la generosa condescendencia de un superior hacia el inferior\ndependiente de \u00e9l para su sero su bienestar. El amor y el \u00e9xtasis no son, por\nlo tanto, compa\u00f1eros por azar, sino que \u00e9ste \u00faltimo es la marca infalible de la\nespecie, la cualidad y la intensidad del primero. Si un hombre puede conocerse por\nla compa\u00f1\u00eda que mantiene, el amor puede conocerse por el \u00e9xtasis que provoca.\nLa participaci\u00f3n del amor en la realidad personal y espiritual est\u00e1 determinada\npor la presencia de un compromiso y un don ext\u00e1ticos. El\namor de las cosas <\/em>como instrumentos de perfecciones accidentales genera\nun amor cuasi-ext\u00e1tico que se mueve hacia afuera s\u00f3lo para retornar hacia\nadentro portando dones para el sujeto que es el due\u00f1o de ellos. El\namor de las personas <\/em>en raz\u00f3n de s\u00ed mismas genera un verdadero\namor ext\u00e1tico, portando el yo como don para otro sujeto, en la forma de\ncompartir una vida en com\u00fan que aspira principalmente a bienes comunes. En un\ns\u00f3lo amor est\u00e1 el \u00e9xtasis hacia el otro, que todo lo abarca y todo lo consume;\nel amor incondicional del hombre o el \u00e1ngel por su Se\u00f1or divino, en quien se\nencuentra todo bien, y a quien se debe toda adoraci\u00f3n. Como explica David\nGallagher:<\/p>\n\n\n\n

\u201cDe acuerdo con esta doctrina de la\nparticipaci\u00f3n, Tom\u00e1s sostiene que la perfecci\u00f3n de todas las criaturas,\nincluyendo los seres racionales, se encuentra m\u00e1s perfectamente en la fuente no\nparticipada que en los sujetos participantes. Es precisamente este punto el que\nsirve para explicar el amor de Dios por s\u00ed mismo (amor\namicitiae<\/em>) aun m\u00e1s que el del yo. El aut\u00e9ntico bien que\nse ama en uno mismo se encuentra m\u00e1s perfectamente en la fuente increada de ese\nbien\u2026 Es as\u00ed que nos complacemos m\u00e1s (es decir, tenemos m\u00e1s complacentia<\/em>)\npor el bien en cuanto existe en Dios que en cuanto existe en nosotros mismos,\ny, por consiguiente, amamos a Dios m\u00e1s a\u00fan que lo que nos amamos a nosotros\nmismos. Esto se podr\u00eda expresar as\u00ed: el bien completo de todo, que es Dios, es\nm\u00e1s mi bien que el bien parcial y particular que yo poseo en cuanto soy un ser\nparticular. Dios, como fuente pura de todo bien, es m\u00e1s digno de amor que\ncualquier bien particular, incluido uno mismo\u201d.[15]<\/a><\/p>\n\n\n\n

Hemos comenzado\ndiciendo que el yo humano no est\u00e1 cerrado en s\u00ed mismo y separado de los dem\u00e1s\nen su propia realizaci\u00f3n, y aqu\u00ed tenemos la manera m\u00e1s directa de establecer\npor qu\u00e9: la criatura est\u00e1 inclinada a amar el bien com\u00fan que es m\u00e1s semejante a\nDios que es naturalmente amado, que su bien privado que lo imita menos y es,\npor lo tanto, menos el bien de la criatura y es menos amado. Si el amor natural\nno fuera ya en cierta medida ext\u00e1tico, amor\namicitiae, <\/em>amor de amistad, <\/em>ser\u00eda\nimposible, con la gracia o sin ella. Se podr\u00eda expresarlo as\u00ed: el ego\u00edsmo, la\nexaltaci\u00f3n de lo privado sobre lo com\u00fan, es solamente<\/em> una\ncorrupci\u00f3n y nunca es natural.[16]<\/a><\/p>\n\n\n\n

Toda la vida\nmoral\u2014posiblemente la totalidad del ser creado\u2014est\u00e1 ba\u00f1ada en una nueva luz:\nexceptuando la relaci\u00f3n meramente l\u00f3gica del yo con el yo, todas las relaciones\nest\u00e1n gobernadas por la ley de una comunicaci\u00f3n ext\u00e1tica, que var\u00edan en la\npotencia en cuanto los que se relacionan var\u00edan en el peso del ser, en la\ndignidad de la sustancia.<\/p>\n\n\n\n

4. El yo\nhumano se realiza en el bien com\u00fan<\/strong><\/p>\n\n\n\n

4.1.\nBienes comunes y bienes privados<\/em><\/p>\n\n\n\n

Hasta este\nmomento en nuestras reflexiones hemos visto que la manera en la que es tratado\n\u201cel problema del amor\u201d\u2014que la lealtad debe atribuirse al altruismo o al ego\u00edsmo\u2014implica,\ndesde el punto de partida, una oposici\u00f3n falsa, construida sobre una metaf\u00edsica\nsuperficial. Porque ninguna de esas posturas reconoce la generosidad ext\u00e1tica como\nla regla de la creaci\u00f3n, ninguna de ellas reconoce la distinci\u00f3n fundamental\nentre bienes privados, que no pueden ser compartidos por muchos, y bienes\ncomunes, que s\u00ed pueden ser compartidos por muchos. Ahora vamos a considerar\nesta distinci\u00f3n.<\/p>\n\n\n\n

Como vimos en\nel caso de Hobbes, el fundamento de la antinomia moderna ego\u00edsmo\/altruismo es\nla visi\u00f3n de que realidad = cuerpo. Pero, seg\u00fan parece, Hobbes estaba\nequivocado: \u00e9l dejaba de lado el dominio de la racionalidad. Porque los humanos\nsomos animales racionales, que nos reunimos por medio de bienes espirituales a\ntrav\u00e9s de sus manifestaciones sensibles. No podemos comer el mismo trozo de carne,\npero podemos compartir una misma mesa. No podemos usar la misma cuchara, pero\npodemos vivir bajo un mismo techo como hermanos. No podemos pronunciar la misma\npalabra, pero podemos participar en una conversaci\u00f3n que nos una en una\nb\u00fasqueda de la verdad o en el disfrute de su alegre posesi\u00f3n. No podemos mirar\ncon los mismos ojos o escuchar con los mismos o\u00eddos, pero la belleza\ninteligible que subyace en la belleza visible o audible puede penetrar\nenteramente nuestras almas de tal manera que seamos arrastrados hacia ella con\nuna admiraci\u00f3n y un deleite compartidos. No podemos pensar exactamente el mismo\npensamiento, pero nuestras mentes pueden estar conform\u00e1ndose exactamente al\nmismo objeto y de este modo estar unidas en la verdad.<\/p>\n\n\n\n

De todas estas\nmaneras, aunque seamos muchos, nos convertimos en uno. Ser racional significa\nser capaz de tener parte en bienes que trascienden el orden material, el hic\net nunc<\/em>. Quiere decir que podemos ser un \u201cuno-muchos\u201d: no una simple unidad,\ncomo es Dios, ni una multiplicidad siempre cambiante, como son las cosas\nmateriales, sino una pluralidad unificada en una adherencia y por medio de ella\na un bien superior. La amistad es \u201cdos-como-uno\u201d, \u201cmuchos-como uno\u201d. Los\nanimales del campo pueden estar juntos en un lugar, pero no pueden ser\nverdaderamente uno. <\/em>Solamente las\npersonas creadas a imagen del Dios Trinitario tienen el poder divino para\nconstituir una realidad interpersonal, una communio\n<\/em>o koinon\u00eda, <\/em>que abarca y le\nda un significado \u00faltimo a su distintividad, a sus yoes separados. Esta communio\n<\/em>ser\u00e1 inherentemente espiritual, fundada en bienes espirituales y\nordenada a ellos.<\/p>\n\n\n\n

Este \u00faltimo\npunto merece una atenta consideraci\u00f3n. Sto. Tom\u00e1s observa que \u201clos bienes\nespirituales son m\u00e1s comunicables que lo bienes corp\u00f3reos\u201d.[17]<\/a> Lo opuesto a esta postura es formulado por\nGarrigou-Lagrange como \u201cuna verdad a menudo expuesta por San Agust\u00edn y Sto.\nTom\u00e1s\u201d, a saber: \u201cContrariamente a los bienes espirituales, los bienes\nmateriales dividen a los hombres, porque no pueden pertenecer simult\u00e1nea e\n\u00edntegramente a m\u00e1s de uno\u201d. Garrigou-Lagrange explica:<\/p>\n\n\n\n

\u201cUn n\u00famero de personas no puede poseer integral\ny simult\u00e1neamente la misma casa, el mismo campo, el mismo\nterritorio; surgir\u00edan disensiones, peleas,\njuicios, guerras. Por el contrario, los bienes espirituales como la verdad,\nla virtud, Dios mismo, pueden pertenecer simult\u00e1nea e integralmente a un\nn\u00famero de personas; muchos pueden poseer simult\u00e1neamente la\nmisma virtud, la misma verdad, el mismo Dios que se da totalmente a s\u00ed\nmismo para cada uno de nosotros en la [Santa] Comuni\u00f3n. Por lo tanto,\nmientras la desenfrenada b\u00fasqueda de bienes materiales divide profundamente\na los hombres, la b\u00fasqueda de bienes espirituales los une. Y\nnos une tanto m\u00e1s estrechamente cuanto m\u00e1s busquemos estos bienes superiores.\nY es as\u00ed que cuanto m\u00e1s poseemos a Dios, m\u00e1s lo damos a otros.\nCuando derrochamos dinero, ya lo dejamos de poseer; cuando, por\nel contrario, damos a Dios a otras almas, no lo perdemos a \u00c9l; antes bien,\nlo poseemos m\u00e1s. Pero si nos neg\u00e1ramos a d\u00e1rselo a una persona que\nnos lo pide, lo perder\u00edamos\u201d.[18]<\/a><\/p>\n\n\n\n

La menci\u00f3n de\nSan Agust\u00edn que hace Garrigou-Lagrange trae a la mente un famoso pasaje del\nLibro XII de las Confesiones <\/em>donde Agust\u00edn contrasta\na los que interpretan la Escritura movidos por el orgullo y los que lo hacen\nmovidos por la caridad. Los orgullosos, dice \u00e9l:<\/p>\n\n\n\n

\u201cAman su propia opini\u00f3n, no porque sea\nverdadera, sino porque es la suya propia. De otra manera tendr\u00edan el mismo amor\npor la verdad enunciada por otro: as\u00ed como yo amo lo que ellos dicen cuando\ndicen la verdad, no porque sea de ellos sino porque es verdad. Por cierto, por\nel mero hecho de que es una verdad, deja de ser propia (s\u00f3lo) de ellos. Pero si\nellos la aman por ser verdad entonces ella es ya de ellos y m\u00eda; es la\npropiedad com\u00fan de todos los amantes de la verdad\u2026 Pues Tu verdad no es m\u00eda ni\nde \u00e9ste ni de aquel; nos pertenece a todos nosotros porque T\u00fa nos llamas a\nparticiparla en com\u00fan, advirti\u00e9ndonos amenazadoramente que no la poseamos como\nnuestra propiedad privada, para que no nos veamos privados de ella. El que\nreclama para s\u00ed solo lo que T\u00fa has dado para que todos lo disfruten, y desea\ntener como propio lo que pertenece a todos, es arrastrado desde la riqueza de\ntodos a su propia pobre riqueza, es decir, desde la verdad a una mentira.\nPorque \u2018el que habla mentira, por s\u00ed mismo habla\u2019 ( Juan <\/em>8:44)\u201d.[19]<\/a><\/p>\n\n\n\n

La verdad es la\nespecie de bien que uno puede poseer <\/em>solamente\nsi uno no lo tiene como suyo propio, <\/em>como\npose\u00eddo por uno mismo. En el momento en que es atrapada como algo privado, deja\nde ser verdadera; se convierte en una verdad falsificada o distorsionada, una\nmedia verdad o absolutamente una no verdad. \u00c9sta es la raz\u00f3n por la que el\ncredo cristiano, o hasta el acto de un sacrificio heroico equivalen a nada sin\nla caridad, como ense\u00f1a San Pablo (1 Cor<\/em>.\n13). Aunque tales cosas sean verdaderas y buenas abstractamente,\n<\/em>s\u00f3lo son buenas y verdaderas concretamente para\nel sujeto, <\/em>cuando las abraza con una voluntad buena, es\ndecir, con un amor correcto <\/em>del yo, que\nnecesita el amor de Dios y del pr\u00f3jimo. <\/p>\n\n\n\n

Es en este\ncontexto donde la relaci\u00f3n fundamental del bonum<\/em> privatum\n<\/em>y el bonum commune <\/em>resulta\nevidente: el bien com\u00fan, entendido propiamente, no es algo que, por encima de\ntodo, sea personalmente \u201cbueno para m\u00ed\u201d; es precisamente lo que es mejor y lo\nm\u00e1s perfectivo para m\u00ed, simplemente hablando. Lo que es participable m\u00e1s en\ncom\u00fan es, al ser participado, lo m\u00e1s beneficioso para todos los que participan\nde \u00e9l.[20]<\/a> <\/p>\n\n\n\n

\u201cEl bien propio\nde alguien\u201d no s\u00f3lo permite sino que necesita que su propio yo se extienda\namando a otros en raz\u00f3n de s\u00ed mismos, lo que implica amar bienes verdaderamente\ncomunes a muchos. Respecto de mi bien <\/em>como\npersona hay m\u00e1s que los bienes privados o las perfecciones que poseo. Mi\nidentidad crece, mi bondad se amplifica, cuando me uno afectivamente con otra\npersona o comunidad en un amor que busca el bien de este otro en raz\u00f3n de s\u00ed\nmismo. <\/p>\n\n\n\n

Esto suena\nparad\u00f3jico, como tantas otras verdades b\u00e1sicas. Mi bien no es simplemente mi\n<\/em>bien, sino que incluye tu <\/em>bien;\nciertamente, nuestro<\/em> bien es m\u00e1s\nverdaderamente lo que es bueno para m\u00ed que cualquier otro bien que sea solo\nm\u00edo. La base de una amistad que sea verdaderamente humana es la uni\u00f3n de las\nmentes o esp\u00edritus a trav\u00e9s de los bienes que son comunes, comunicables, e\ninagotables; esta relaci\u00f3n tiene el potencial para un crecimiento y una\nfruici\u00f3n continuos. Los bienes materiales, que son inherentemente privados (es\ndecir, compatibles s\u00f3lo por predicaci\u00f3n), agotables y s\u00f3lo potencialmente\ndivisibles, no pueden ser una base estable para una amistad.[21]<\/a><\/p>\n\n\n\n

El amor genuino\nno s\u00f3lo construye una uni\u00f3n personal, sino que destruye todo lo que sea\nincompatible con ella. El amor no solamente tiende a que los amigos compartan\nsus ra\u00edces en el bien com\u00fan, sino que desarraiga todo lo que de los bienes\nprivados pudiera interferir en esa comuni\u00f3n. Para poder unir, el amor tambi\u00e9n\ndivide; lo obliga a un hombre a dejar de estar apegado a s\u00ed mismo, para poder\napegarse a otro\u2014de modo que pueda derramar su tiempo, su energ\u00eda, sus acciones,\nsus posesiones a favor de otros. Aunque los amigos nunca lleguen a mezclarse en\nuna identidad num\u00e9rica, entran en una comuni\u00f3n genuina entre s\u00ed por medio de un\npoder del amor unificante y transformador. Cuando una persona ama a otra como\nse ama a s\u00ed misma, llega a estar fuera de s\u00ed misma para amar y promover el bien\nde la otra como hace con el suyo propio. Su identidad toma colorido y hasta\npuede transfigurarse por medio de una operaci\u00f3n ext\u00e1tica.<\/p>\n\n\n\n

4.2.\nEgo\u00edsmo bueno y ego\u00edsmo malo: La verdad detr\u00e1s de la antinomia moderna<\/em><\/p>\n\n\n\n

En un simple\nbosquejo, hemos expuesto y refutado la supuesta antinomia de ego\u00edsmo y\naltruismo, pero ahora tenemos que admitir que su atractivo para el hombre\nmoderno tiene, al menos en parte, sus ra\u00edces en su semejanza con la verdad\nsobre nuestra condici\u00f3n tras la ca\u00edda. Seg\u00fan nuestra experiencia, hay\u2014o puede\nhaber\u2014un conflicto real entre el ego\u00edsmo y el amor por el otro. Una respuesta\nplena a la oposici\u00f3n entre ego\u00edsmo y altruismo debe explicar nuestra\nexperiencia. De este modo, \u00bfcu\u00e1l es la oposici\u00f3n real entre ego\u00edsmo y amor por\nel otro?<\/p>\n\n\n\n

Comenzamos por\nrecordar algo que ya hemos dicho: el bien que es de mayor\nmanera <\/em>mi bien\u2014el bien divino, que es per se <\/em>infinitamente\ncom\u00fan\u2014es ontol\u00f3gicamente distinto de m\u00ed<\/em>, y\ns\u00f3lo puede beneficiarme cuando es amado en raz\u00f3n de s\u00ed mismo y en cuanto\nparticipable por todos. Lo que es m\u00e1s profundo en la causa de la perfecci\u00f3n,\npresente \u00edntimamente en todas las cosas al comunicarles el ser y la bondad, es lo\nque m\u00e1s trasciende el yo y lo que m\u00e1s demanda el homenaje de la auto-trascendencia.\nEl \u201cyo\u201d del que habla Tom\u00e1s est\u00e1 siempre y m\u00e1s fundamentalmente ordenado a\nDios, en el que existe m\u00e1s perfectamente su propio bien. Por naturaleza y por\ngracia, yo estoy ext\u00e1ticamente ordenado a Dios. El amor de s\u00ed mismo, por lo\ntanto, es considerado bueno o bien ordenado cuando (y s\u00f3lo cuando) realmente\nordena al hombre hacia Dios, su bien verdadero y final, fuera de s\u00ed mismo. <\/p>\n\n\n\n

Aqu\u00ed se halla\nla diferencia esencial entre c\u00f3mo el hombre bueno se ama a s\u00ed mismo y c\u00f3mo el\nhombre malo se ama a s\u00ed mismo. De acuerdo con Sto. Tom\u00e1s, el hombre bueno ama\nlo que es m\u00e1s verdaderamente \u00e9l mismo\u2014su mente, en la que est\u00e1 inscripta la imago\nDei<\/em>[22]<\/a>\u2014sometiendo\nlos poderes inferiores a los superiores y, si es necesario, sacrificando algo\nde los inferiores para una m\u00e1s plena perfecci\u00f3n de los superiores.[23]<\/a> Contrariamente, orden\u00e1ndolo todo a sus poderes\ninferiores, el hombre malo hace un sacrificio auto-contradictorio de lo que es\nm\u00e1s verdaderamente \u00e9l mismo a cosas que son menos verdaderamente \u00e9l mismo. Como\ndestaca Sto. Tom\u00e1s:<\/p>\n\n\n\n

\u201cEl amor de Dios es unitivo (congregativus<\/em>),\nen tanto que mueve los afectos del hombre desde lo mucho a lo uno; y de este\nmodo las virtudes que son causadas por el amor de Dios son conectadas entre s\u00ed.\nPero el amor de s\u00ed mismo disgrega (amor sui disgregat<\/em>)\nlos afectos del hombre entre cosas diferentes, porque as\u00ed el hombre se ama a s\u00ed\nmismo deseando para s\u00ed bienes temporales, que son variados y de muchas clases\u201d.[24]<\/a><\/p>\n\n\n\n

En casos\nextremos, los dos tipos de amor de s\u00ed mismo agotan las posibilidades\ntotales de la naturaleza humana. El santo se alza hasta bienes\nm\u00e1s grandes, m\u00e1s comunes, m\u00e1s permanentes, que su mente abraza\ncon amor espiritual; el pecador cae por debajo de s\u00ed mismo en\nbienes m\u00e1s estrechos, privados y pasajeros en los que \u00e9l mismo se disipa.\nEl que perdi\u00f3 lo que era menos que \u00e9l mismo encuentra lo que es\nm\u00e1s \u00e9l mismo, a saber, la imagen de Dios, y, a trav\u00e9s de ella, la uni\u00f3n con\nDios; el que encontr\u00f3 lo que es menos que \u00e9l mismo pierde su alma\ny, con esta p\u00e9rdida, pierde a Dios.[25]<\/a><\/p>\n\n\n\n

Parte de la\ndificultad en este tema es la noci\u00f3n elusiva y ambigua del \u201cyo\u201d. \u00bfQui\u00e9n o qu\u00e9\nes el \u201cyo\u201d? Si lo tomamos con la significaci\u00f3n de una instancia de personalidad,\nmi identidad humana en cuanto distintivamente m\u00eda, mi interioridad \u00fanica como\nexpresada en mi cuerpo y a trav\u00e9s de mi cuerpo, entonces es obvio que el yo no\nes anterior<\/em>, hablando absolutamente, a todo lo\ndem\u00e1s, especialmente a otros \u201cyoes\u201d. Existe, en primer lugar, el misterio de mi\norigen: yo no llego al ser \u201cpor m\u00ed mismo\u201d sino a partir de otros, a un mundo\nque me rodea, con una naturaleza que me es dada. Luego est\u00e1 el misterio de mi\nsocialidad. Desde el comienzo y a lo largo de toda la vida, el yo de uno est\u00e1\nenredado en relaciones con otras personas, relaciones por medio de las cuales\nel yo alcanza (o no consigue alcanzar) su madurez y su condici\u00f3n m\u00e1s excelente.\nEl agente virtuoso se somete a s\u00ed mismo y est\u00e1 preparado para sacrificar su\nvida en aras del bien com\u00fan, en el que encuentra superlativamente su propio\nbien, su propia identidad. <\/em>La perfecci\u00f3n implica\nuna dedicaci\u00f3n o consagraci\u00f3n a lo que, absolutamente hablando, es bueno; por\neso efect\u00faa demandas absolutas, y el hombre bueno es precisamente el que\nescucha estas demandas en raz\u00f3n de la bondad misma, y no en raz\u00f3n de beneficios\nprivados. Viviendo as\u00ed, \u00e9l \u201casigna para s\u00ed mismo los bienes m\u00e1s nobles y\nmejores\u201d (como dice Arist\u00f3teles),[26]<\/a> dado que se participa de un bien com\u00fan\nsubordin\u00e1ndose uno mismo a \u00e9l. Como hemos visto en el texto de San Agust\u00edn, un\nbien com\u00fan solamente puede ser pose\u00eddo como\ncom\u00fan<\/em>, no \u201ccomo m\u00edo\u201d con exclusi\u00f3n de otro. Si el hombre bueno ha de\nasignar el bien m\u00e1s noble a s\u00ed mismo<\/em>,\nentonces debe referirse y subordinarse a s\u00ed mismo a ese bien nobil\u00edsimo que lo\nubica en la relaci\u00f3n de una parte al todo. <\/p>\n\n\n\n

La distinci\u00f3n\nexistencial entre la criaturas racionales fue querida por Dios con vistas a su\nasociaci\u00f3n, formaci\u00f3n de una sociedad, una amistad y una mutua inherencia (mutua\ninhaesio<\/em>).[27]<\/a> Lo mejor de ser un individuo de una naturaleza\nracional <\/em>es que puede entrar en comuni\u00f3n\u2014con Dios,\nen primer lugar y principalmente; en segundo lugar, con otras criaturas\nracionales y para adherir m\u00e1s plenamente a Dios y deleitarse en \u00e9l. El otro se\nconvierte en \u201cotro yo\u201d; en otras palabras, mi \u201cyo\u201d es expandido y ampliado para\nincluir otros \u201cyoes\u201d. Tomo al amigo como una parte de lo que soy yo, de modo\nque su bien deviene mi bien y, de este modo, cundo trabajo por su bien no estoy\nhaciendo algo que no tenga relaci\u00f3n con mi bien. Las personas siguen siendo\nontol\u00f3gicamente distintas, pero en cuanto participan cada vez m\u00e1s en lo que es\nverdaderamente com\u00fan a los seres racionales, estos desarrollan una unidad o comuni\u00f3n\n<\/em>espiritual que trasciende sus limitaciones individuales, en cuanto\nencuentra la imagen de Dios en sus almas. Para las criaturas, ser\nuna parte es la \u00fanica manera de convertirse en el todo.<\/em><\/p>\n\n\n\n

5.\nConclusi\u00f3n: Una sociedad de caridad<\/strong><\/p>\n\n\n\n

La doctrina del\namor de Sto. Tom\u00e1s honra en cada detalle la paradoja del amor mismo: el amante\nllega a la perfecci\u00f3n s\u00f3lo cuando ama a Dios m\u00e1s que a s\u00ed mismo y s\u00f3lo en la\nmedida en que lo hace\u2014es decir, cuando se ordena a s\u00ed mismo y todas sus cosas a\nDios porque \u00c9l es Dios\u2014y busca el bien de otras personas sin subordinar el bien\nde ellas al suyo propio. La virtud consiste en ver el bien humano como primariamente\nespiritual y com\u00fan a muchos: el hombre virtuoso se ve a s\u00ed mismo como \u201cuno-muchos\u201d,\nuna parte con roles que debe desempe\u00f1ar, deberes y derechos para sobrevivir. El\nvicio consiste en reducir el bien a los bienes materiales o corporales que no\npueden ser compartidos: el hombre vicioso se comporta como un c\u00edclope moral, una\nisla autosuficiente sin necesidades o responsabilidades para con los otros. Si\nun hombre es virtuoso, lo es porque es capaz de actuar por el bien en cuanto\ntal, el bien que puede y debe pertenecer a muchos; si es vicioso, lo es porque\nen forma coherente elige actuar por bienes que puedan ser exclusivamente suyos\no, frecuentemente, a expensas de otros. (Basta pensar en la mentalidad del\naborto dentro de la cultura de la muerte). Como ha sostenido siempre la\nense\u00f1anza social cat\u00f3lica, la \u00fanica manera de superar la falsa oposici\u00f3n entre\n\u201cm\u00edo\u201d y \u201ctuyo\u201d es adquirir virtudes tales que vean a los mayores bienes como\n\u201cnuestros\u201d.<\/p>\n\n\n\n

Las\nalternativas mutuamente excluyentes de ego\u00edsmo y altruismo, como sus\ncontrapartes \u00e9ros y ag\u00e1pe <\/em>en la fantas\u00eda\nde Anders Nygren, son desde el principio desesperadamente inadecuadas para la\nfunci\u00f3n de explicar, forz\u00e1ndonos a conclusiones que contradicen tanto a una reflexi\u00f3n\nrazonable sobre la experiencia como a la palabra de Dios revelada.<\/p>\n\n\n\n

Para concluir\nmis reflexiones, me agradar\u00eda compartir con ustedes un texto magn\u00edfico de\nJacques Maritain. Maritain identifica tres posibilidades te\u00f3ricas, que podr\u00edan\nser parafraseadas como: (1) auto-absorci\u00f3n, muerte por contracci\u00f3n,\nsubjetividad pura\u2014en una palabra, ego\u00edsmo<\/em>;\n(2) auto-disoluci\u00f3n, muerte por expansi\u00f3n, objetividad pura\u2014en una palabra, altruismo<\/em>;\n(3) auto-rendici\u00f3n, una vida superior muriendo para los extremos, encerrando la\nsubjetividad dentro del Sujeto divino\u2014en una palabra, caridad<\/em>.<\/p>\n\n\n\n

\u201cSi me abandono a m\u00ed mismo a la perspectiva de\nla subjetividad, lo absorbo todo en m\u00ed mismo, y lo sacrifico todo a mi\nunicidad, me encuentro remachado a lo absoluto del ego\u00edsmo y del orgullo\n<\/p>\n\n\n

[pensemos: un ego\u00edsmo osificado]<\/p>\n\n\n\n

. Si me abandono a m\u00ed mismo a la perspectiva de\nla objetividad, quedo absorbido en cada cosa, y, disolvi\u00e9ndome en el mundo,\nresulto falso para mi unicidad y renuncio a mi destino [pensemos: altruismo\nembriagado]. Es s\u00f3lo desde lo alto [pensemos: infusi\u00f3n de la caridad divina] que\npuede resolverse la antinomia. Si Dios existe, entonces el centro es \u00c9l y no\nyo; y esta vez no en relaci\u00f3n a una cierta perspectiva particular, como aquella\nen la que cada subjetividad creada es el centro del universo que conoce, sino\nhablando absolutamente, y como subjetividad trascendente a la que se refieren\ntodas las subjetividades. Esta vez yo puedo saber tanto que no soy importante\ncomo que mi destino es de la mayor importancia. Puedo saber esto sin caer en el\norgullo, saberlo sin ser falso para mi propia unicidad. Porque amando al Sujeto\ndivino m\u00e1s que a m\u00ed mismo, es por \u00c9l que yo me amo a m\u00ed mismo, es obrar como \u00c9l\ndesea que yo deseo cumplir mi destino por encima de todas las cosas; y porque, insignificante\ncomo soy en el mundo, soy importante para \u00c9l; no s\u00f3lo yo, sino todas las otras\nsubjetividades cuya posibilidad de ser amadas se revela en \u00c9l y para \u00c9l y que\nest\u00e1n por eso mismo, juntamente conmigo, un nosotros,\n<\/em>llamados a regocijarnos en Su vida\u201d.[28]<\/a><\/p>\n\n\n\n

En \u00faltimo\nt\u00e9rmino, nuestra perfecci\u00f3n consiste en estar ordenados a algo, o m\u00e1s bien, a\nAlguien, que es interior intimo meo et superior summo meo<\/em>,[29]<\/a> m\u00e1s interior que lo que es m\u00e1s \u00edntimo en m\u00ed, y\nm\u00e1s elevado que lo que es m\u00e1s alto en m\u00ed\u2014la fuente de mi ser, de mi bondad, de\nmi personalidad, de mi destino. Lo que me perfecciona siempre est\u00e1 m\u00e1s all\u00e1 de\nm\u00ed y sin embargo se hace m\u00edo por la caridad. Este Bien no entra dentro de m\u00ed y\nes asimilado como un alimento, sino que yo soy tomado por \u00e9l, juntamente con\ntodos los otros que aceptan ser tomados dentro de ese abrazo. Esta es la base\npara una sociedad de caridad\u2014una sociedad en la que los miembros actualizan su\ndignidad como hijos de Dios por medio de la adoraci\u00f3n divina, el reposo\ncontemplativo, la amistad y el servicio activo hacia los inferiores; una\nsociedad que busca los bienes verdaderamente comunes y se regocija en ellos: la\nverdad natural y sobrenatural, las virtudes morales e intelectuales, la belleza\ninteligible de las bellas artes, la alegr\u00eda de comunidades en paz: una sociedad\nque hasta comienza a conformarse, desde lejos, al ejemplar luminoso de la\nBienaventurada Trinidad, que nos conduce ex\numbris et imaginibus in veritatem.<\/em>
<\/p>\n\n\n\n


\n\n\n\n

[1]<\/a> Published in La FASCINACI\u00d3N de SER METAF\u00cdSICO: Tributo al Magisterio de Lawrence\nDewan, O.P.<\/em>, edici\u00f3n dirigida y revisada por Liliana B. Irizar y Tamara\nSaeteros (Fondo de Publicaciones, Universidad Sergio Arboleda, 2015). Este art\u00edculo\nest\u00e1 basado en una conferencia presentada en el XI Colloquium of the\nInternational Group of Research in Moral Theolog y of the John Paul II\nInstitute for the Study of Marriage and Family<\/em>, sobre el tema \u201cCaritas Aedificat: Love as a Principle of Social <\/em>Life\u201d, Pontificia Universidad Lateranense. Roma,\n19\u201320 Noviembre de 2010. <\/em>Una\nversi\u00f3n en italiano fue publicada con el t\u00edtulo de \u201cL\u2019amore come principio di <\/em>communicazione nel bene\u201d, in L\u2019amore principio di vita sociale<\/em>, Juan Jos\u00e9 P\u00e9rez\u2013Soba <\/em>and Marija Magdi\u010d,\neds., Studi sulla Persona e la Famiglia <\/em>12. Siena: Edizioni Cantagalli, <\/em>2011, pp. 73\u201387. Estoy profundamente agradecido con\nFather Lawrence Dewanpor la direcci\u00f3n recibida de \u00e9l en los temas metaf\u00edsicos,\na David Gallagher por sus <\/em>exposiciones\nsobre la doctrina del amor en Sto. Tom\u00e1s y sus rivales modernos, a <\/em>mi colega Jeremy Holmes por su esmerada cr\u00edtica a una\nprimera versi\u00f3n de este <\/em>art\u00edculo,\ny a Stephan Kampowski por plantear una objeci\u00f3n que he intentado <\/em>responder m\u00e1s abajo en la nota 19. La traducci\u00f3n es de\nCarlos R. Dom\u00ednguez. <\/em>Revisi\u00f3n de la traducci\u00f3n: Liliana\nB. Irizar.<\/p>\n\n\n\n

El Dr. Peter Kwasniewski naci\u00f3 en Chicago y\ncreci\u00f3 en New Jersey. Despu\u00e9s de estudiar en el Thomas Aquinas College y en The\nCatholic University of America, dict\u00f3 cursos de filosof\u00eda y de teolog\u00eda en el\nInternational Theological Institute en Gaming, Austria, desde 1998 a 2006.\nDurante este per\u00edodo ense\u00f1\u00f3 filosof\u00eda medieval en el Austrian Program of Ave\nMaria University, sobre derechos humanos para el Phoenix Institute Europe Foundation,\ny sobre m\u00fasica e historia para el Austrian Program of the Franciscan University\nof Steubenville. Es tambi\u00e9n compositor y editor de m\u00fasica sacra, y ha dirigido\nescuelas de canto gregoriano y corales mixtas desde 1990 hasta el presente, y\nen la actualidad es director del Wyoming Catholic College Choir. Sus art\u00edculos\nsobre filosof\u00eda, teolog\u00eda, y m\u00fasica han aparecido en muchas prestigiosas\nrevistas especializadas (en una como editor, y en otra como traductor y\ncomentador) con The Catholic University of America Press: Wisdom\u2019s\nApprentice: Essays in Honor of Fr. Lawrence Dewan, O.P., <\/em>y On Love\nand<\/em>\nCharity: Readings from the Sentences Commentary of St. Thomas\nAquinas<\/em>.<\/p>\n\n\n\n

[2]<\/a> Father Dewan mismo ha\npublicado varios art\u00edculos que tratan directa o indirectamente sobre el bonum\ncommune, <\/em>entre los que pueden mencionarse: Concerning the Person and the\nCommon Good. In: Maritain Studies<\/em>\/\u00c9tudes<\/em> maritainiennes<\/em>. N\u00ba 5 (1989):\n7\u201321; St. Thomas, John Finnis, and the Political Good. In: The\nThomist<\/em>. N\u00ba 64 (2000): 337\u201374; Maritain on Religion in a Democratic\nSociety: Man and the State <\/em>Revisited. En: Maritain Studies<\/em>\/\u00c9tudes\nmaritainiennes<\/em>. N\u00ba 21 (2005):32\u201360.<\/p>\n\n\n\n

[3]<\/a> La\ndoctrina del extasis amoris <\/em>es\ndesarrollada por Sto. Tom\u00e1s en un n\u00famero de textos extraordinariamente\ninteresantes a lo largo de toda su carrera. Con referencia a dichos textos y el\nan\u00e1lisis de los mismos, ver KWASNIEWSKI, Peter. St. Thomas, Extasis, <\/em>and Union with the Beloved. In: The Thomist<\/em>. N\u00ba 61, 4(1997): 587\u2013603; idem<\/em>, The Ecstasy of Love in Aquinas\u2019s\nCommentary on the<\/em> Sentences<\/em>. In: Angelicum<\/em>.\nN\u00ba 83 (2006): 51\u201393.<\/p>\n\n\n\n

[4]<\/a> Relacionado\ncon esto est\u00e1 el contempor\u00e1neo \u201cculto\ndel cuerpo\u201d que adopta\nmuchas y variadas formas que van desde las relativamente inofensivas a las\nespiritualmente ponzo\u00f1osas, por ejemplo, la preocupaci\u00f3n por la imagen en la\ntelevisi\u00f3n y las revistas, la obsesi\u00f3n por la salud y el estado f\u00edsico, los\nproductos capitalistas para el cuidado del cuerpo, una tecnolog\u00eda m\u00e9dica\ncrecientemente costosa e invasiva, tatuajes y piercings<\/em>,\npornograf\u00eda. Lo que todo esto tiene en com\u00fan es el error de tomar el cuerpo o\nlo sensible como si fueran el yo \u2013<\/em>el\npunto de atenci\u00f3n, cultivo y finalidad.<\/p>\n\n\n\n

[5]<\/a> Ver GALLAGHER, David. Gewirth,\nSterba, and the Justification of Morality<\/em>. In Gewirth: Critical\nEssays on Action, Rationality, and Community<\/em>. Ed. Michel Boylan. New\nYork: Rowman & Littlefield, 1999, pp. 183\u201389.<\/p>\n\n\n\n

[6]<\/a> S\u00f3lo en Dios la carencia de\nextasis <\/em>es pura positividad, porque no hay finitud que El deba\ntrascender a fin de ser El mismo, as\u00ed como nosotros debemos trascender nuestros l\u00edmites\nsi queremos entrar de lleno en lo que debemos ser.<\/p>\n\n\n\n

[7]<\/a> NORRIS CLARKE, William. The One\nand the Many: A Contemporary Thomistic Metaphysics<\/em>. Notre Dame: University of\nNotre Dame Press, 2001, p. 33.<\/p>\n\n\n\n

[8]<\/a> Textos\nen los que Sto. Tom\u00e1s invoca este axioma: Scriptum\nsuper libros Sententiarum magistri Petri Lombardi episcopi Parisiensis<\/em>,\nI.34.2.1 ad 4. Ed. P. Mandonnet. Paris: <\/em>Lethielleux,\n1929, 1159 pp. [En adelante: In Sent.<\/em>];\nLiber de veritate catholicae Fidei contra errores infidelium seu\nSumma contra Gentiles, <\/em>I.37 y III.24. Ed. P. Marc, C. <\/em>Pera y P. Caramello. Taurini-Romae: Marietti, 1961 [En\nadelante: SCG<\/em>]; Summa Theologiae, <\/em>I.5.4 y 27.5 ad 2. In Opera omnia iussu impensaque Leonis XIII P. M. edita<\/em>, <\/em>t. 4-12. Romae: Ex Typographia Polyglotta S. C. de\nPropaganda Fide, 1888-1906 <\/em>[En\nadelante: ST<\/em>]; ST <\/em>I\u2013II.1.4 ad 1; ST <\/em>II\u2013II.117.6 obj. 2 et ad 2; Quaestiones disputatae de veritate in Opera omnia iussu Leonis\nXIII P. M. edita<\/em>, t. 22, q.21.1 ad <\/em>4.\nRoma: Ad Sanctae Sabinae\/Editori di San Tommaso, 1975-1970-1972-1973-1976, 3\nvol. 5 fascicula. [En adelante: De verit.<\/em>].\nSobre el principio af\u00edn, bonum se communicat, <\/em>ver\nIn Sent. <\/em>I.2.1.4 sc; In Sent. <\/em>I.10.1.5 obj. 3 et ad 3; ST <\/em>I.19.2 y 106.4; ST <\/em>III.1.1; Compendium theologiae seu Brevis compilatio theologiae ad\nfratrem Raynaldum<\/em>, I.124. In Opera omnia iussu Leonis XIII P. M. edita, <\/em>t.\n42. Roma: Editori di San Tommaso, 1979, pp. 5-205.<\/p>\n\n\n\n

[9]<\/a> El principio de semejanza\nser\u00e1 importante, porque \u201ctodo animal ama a su igual,\ny todo hombre a su pr\u00f3jimo\u201d (Sir. 13:15).<\/p>\n\n\n\n

[10]<\/a> SCG <\/em>III.24, (Leon.14:63,\nEx quo).<\/p>\n\n\n\n

[11]<\/a> In Sent. <\/em>lib. I, III.28.6 (913, \u00a757).<\/p>\n\n\n\n

[12]<\/a> SANCTI THOMAE AQUINATIS. Opera\nomnia jussu Leonis XIII P. M. <\/em>edita, t. 25\/1: Quaestiones de\nquolibet, Quodlibet <\/em>II, q.2, a.1.. Roma-Paris: Commissio Leonina-\u00c9ditions\ndu Cerf, 1996. [En adelante: Quaestiones quodlibetales<\/em>]. Quaestiones\nquodlibetales <\/em>1.4.3; ST <\/em>I.60.5; I\u2013II.109.3; II\u2013II.26.3; In Sent. <\/em>III.29.1.3; cf.\nGARRIGOU\u2013LAGRANGE, R\u00e9ginald. The Love of God and the Cross of Jesus.<\/em> Trad. Jeanne\nMarie. St. Louis: Herder, 1947, 1:89 et seq.<\/p>\n\n\n\n

[13]<\/a> ALBERTUS MAGNUS. Summae\ntheologiae <\/em>2.4.14.4.2, corp<\/em>. In Opera\nomnia, <\/em>vol. 32, Paris: Viv\u00e8s, 1895.<\/p>\n\n\n\n

[14]<\/a> ST <\/em>I.19.2.<\/p>\n\n\n\n

[15]<\/a> GALLAGHER, David. Desire\nfor Beatitude and Love of Friendship in Thomas Aquinas. In: Medieval\nStudies. <\/em>N\u00ba 58 1996; 1\u201347; aqu\u00ed, 37.<\/p>\n\n\n\n

[16]<\/a> El pecado no solo es un\nrechazo de la gracia; en su nivel m\u00e1s profundo es una negaci\u00f3n de la\nnaturaleza. El pecado es la privaci\u00f3n o disminuci\u00f3n del modo, la especie y el\norden (ver ST <\/em>I\u2013II.85.4). El amor de Dios por encima del yo es natural para\nuna naturaleza integral<\/em>; y ya no es natural para una naturaleza ca\u00edda <\/em>(ST <\/em>I\u2013II.109.3). En\nel orden ca\u00eddo, un amor ext\u00e1tico, generosamente auto\u2013difusivo solo es posible\npor la infusi\u00f3n de la gracia, actual o habitual, que capacita a una persona\npara amar a Dios sobre todas las cosas y en todas las cosas y amar a su pr\u00f3jimo\ncomo a s\u00ed misma.<\/p>\n\n\n\n

[17]<\/a> ST, <\/em>Suppl., 56.4,\ncorp; cf. III.23.1 ad 3; I\u2013II.28.4 ad 2. Para una aplicaci\u00f3n m\u00e1s extensa de\neste principio, ver KWASNIEWSKI, Peter. On the Ideal Basis and Fruition of\nMarriage. In: Second Spring<\/em>: N\u00b0 12 (2010): 43\u201353.<\/p>\n\n\n\n

[18]<\/a> GARRIGOU\u2013LAGRANGE,\nR\u00e9ginald. The Three Ages of the Interior Life: Prelude of Eternal Life. <\/em>Trans. M.\nTimothea Doyle. Rockford: TAN, 1989, 2:141; ver <\/em>tambi\u00e9n del\nmismo autor, The Fecundity of Goodness. In: The Thomist<\/em>. N\u00b0 2 <\/em>(1940): 226\u201336.<\/p>\n\n\n\n

[19]<\/a> AUGUSTINE. Confessions<\/em>, 12.25. Trad.\nF. J. Sheed. Indianapolis\/Cambridge: Hackett, 1993, 251\n(ligeramente modificado).<\/p>\n\n\n\n

[20]<\/a> Cualquier criatura, en\ncuanto es parte de un todo mayor, est\u00e1 naturalmente inclinada (y debe ser un\nagente libre, moralmente obligado) a amar el bien del todo \u2013tanto el bien com\u00fan\nintr\u00ednseco que es el orden del universo como el bien com\u00fan extr\u00ednseco, que es\nDios\u2013 m\u00e1s que su propio bien en cuanto es una parte de \u00e9l. Siendo por su misma\nnaturaleza una parte del todo, o, m\u00e1s precisamente, parte de muchos todos\nconc\u00e9ntricos, la criatura est\u00e1 ordenada al todo no meramente como a algo\nsuperior y constitutivo de ella, sino como aquello que, en su misma\nuniversalidad, es lo m\u00e1s causativo e integral con relaci\u00f3n a su propia\nperfecci\u00f3n. El tratamiento definitivo de este tema es el de DE KONINCK,\nCharles. The Primacy of the Common Good<\/em>, que, juntamente con otras\nobras relacionadas, puede encontrarse en DE KONINCK. Charles. The\nWritings of Charles De Koninck, <\/em>Volume 2. <\/em>Ed. Ralph McInerny. South Bend: University of Notre\nDame Press, 2009. Ver tambi\u00e9n WALDSTEIN, Michael. The Common Good in St. Thomas\nand John Paul II. In: Nova et Vetera <\/em>[English ed.]. N\u00b0 3.3\n(2005): 569\u201378; BLANCHETTE, Oliva. The Perfection of the Universe<\/em> According\nto Aquinas<\/em>. University Park: The Pennsylvania State University Press,\n1992.<\/p>\n\n\n\n

[21]<\/a> Ciertamente, los bienes\nmateriales pueden y deben usarse <\/em>virtuosamente como base de la\nmanifestaci\u00f3n de la amistad de caridad, y de esta manera pueden llegar a ser\ninstrumentos incluso para amar a Dios amando al pr\u00f3jimo en raz\u00f3n de \u00c9l. Uno\npodr\u00eda referirse al \u201cprincipio sacramental\u201d subyacente en los \u00f3rdenes de la creaci\u00f3n y\nla redenci\u00f3n: las realidades espirituales nos son comunicadas a trav\u00e9s de\ncosas materiales que sirven como instrumentos y s\u00edmbolos de esas realidades. En\nausencia de virtudes genuinas, sin embargo, los bienes materiales se convierten en\nuna piedra de tropiezo para el hombre en su progreso hacia la felicidad, un\npoderoso incentivo y un mecanismo de opresi\u00f3n sea por su abuso o sea por su\nplanificada ausencia. Como sostiene acertadamente Garrigou-Lagrange, en s\u00ed\nmismos y por s\u00ed mismos, los bienes materiales sirven m\u00e1s bien para\ndividir a los hombres que para unirlos; efectivamente, a causa de la concupiscencia\ndesordenada del hombre ca\u00eddo, ellos ponen al hombre contra s\u00ed mismo, sus\npasiones y apetitos inferiores en contra de su bien racional y su destino\nintelectual y, como sabemos, \u201cuna casa dividida en contra\nde s\u00ed misma no puede sostenerse\u201d.<\/p>\n\n\n\n

[22]<\/a> Ver ST <\/em>I.93; cf. Cathecism\nof the Catholic Church, <\/em>n.\u00b0s 356\u2013368, Rome: Libreria Editrice\nVaticana\/Washington, DC: United States Catholic Conference, 1997, Second\nedition.<\/p>\n\n\n\n

[23]<\/a> De acuerdo con Tom\u00e1s de\nAquino, ST <\/em>II\u2013II.25.7, los hombres buenos deciden ser primariamente en\nellos mismos, mens rationalis, rationalem naturam, <\/em>mientras que el\nhombre malo elige primariamente naturam sensitivam et corporalem.<\/em><\/p>\n\n\n\n

[24]<\/a> ST <\/em>I\u2013II.73.1 ad 3;\nver GARRIGOU\u2013LAGRANGE. Three Ages<\/em>, 2:399.<\/p>\n\n\n\n

[25]<\/a> Ver Lc 9, 24\u201325; Jn 12, 25\ny paralelos; Mt 13, 12; 25, 29, y paralelos; y la par\u00e1bola del hijo pr\u00f3digo (Lc\n15, 11\u201332), que \u201cmalgast\u00f3 su hacienda\nviviendo perdidamente\u201d, dissipavit\nsubstantiam suam vivendo luxuriose <\/em>(15, 13).<\/p>\n\n\n\n

[26]<\/a> Ver ARISTOTLE. Nicomachean\nEthics<\/em>, IX.9. Transl. by W. D. Ross, revised by J.O. Urmson. In J.\nBarnes Ed. New Jersey: Princeton University Press, 1984.<\/p>\n\n\n\n

[27]<\/a> Ver ST <\/em>I\u2013II.28.2.<\/p>\n\n\n\n

[28]<\/a> MARITAIN, Jacques. Existence\nand the Existent. <\/em>Trad. Lewis Galantiere and Gerald B. Phelan. Garden City, New\nYork: Doubleday, 1957, pp. 82\u201383.<\/p>\n\n\n\n

[29]<\/a> AUGUSTINE. Confessions<\/em>, 3.6.11.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"

Peter A. Kwasniewski[1] 1. Introducci\u00f3n En los a\u00f1os de mis estudios superiores de filosof\u00eda y teolog\u00eda, recuerdo con claridad el placer con el que curs\u00e9 varios semestres junto a Father Dewan. Sus clases se convirtieron, para m\u00ed, en el destino m\u00e1s avanzado de un itinerario metaf\u00edsico hacia la Causa Primera, el Motor Inm\u00f3vil, el Ejemplar … <\/p>\n